La cuaresma ha comenzado y con ella un tiempo especial de introspección. Alguien podría preguntarse cómo viven los seminaristas este tiempo litúrgico y nosotros les responderíamos que igual y como se vive en cualquier comunidad parroquial.
La cuaresma es camino, es un itinerario espiritual que busca iniciar o reforzar un cambio interior que nos capacite para vivir más intensamente la vida cristiana. Es camino penitencial sí, pero no es un camino triste, es una camino de oportunidad, de esperanza y de renuncia.
¿Es un tiempo riguroso? Sí.
¿Es un tiempo de recogimiento? También.
¿Es un tiempo de conversión? Sí, es oportunidad para iniciar o para intensificar la conversión que a la que nuestra vida cristiana nos compromete sólo por el hecho de ser cristiana.
Parecería que en un mundo que rechaza tajantemente el rigor de la disciplina interior sería imposible vivir una cuaresma como debe de ser, sin embargo aquellos que tenemos fe, estamos seguros de que este tiempo litúrgico más que ser una carga, es una oportunidad para despojarnos de las verdaderas cargas que el mundo de hoy nos pone encima y que nos esclavizan de verdad.
Hoy Sábado 21 y mañana Domingo 22 de febrero estaremos en las parroquias del área foránea y una zona de la ciudad para celebrar el último fin de semana del Día del Seminario.
Es realmente enriquecedor para todos los seminaristas el tener este contacto tan cercano con las comunidades parroquiales, por que de una forma un tanto breve podemos conocer las necesidades que nuestra Iglesia local tiene y la gente tiene la oportunidad de platicar con nosotros y darnos valiosísimos consejos que integramos en nuestro camino formativo.
Ánimo hermanos seminaristas, porque el trabajo ofrecido a Dios es trabajo santificador que nos ayuda a acercarnos más a nuestra meta: Tener un corazón de buen pastor semejante al de Cristo Buen Pastor.
La comunión visible entre el Obispo y sus futuros sacerdotes manifiesta la comunión del Pastor Eterno con sus ovejas, con esta convicción, el pasado 10 de febrero, el equipo animador de la comunidad de seminaristas de la diócesis de Monterrey tuvo un agradable encuentro con nuestro Pastor, el Emmo. Sr. Cardenal Francisco Robles Ortega; dicho encuentro tuvo lugar en su casa.
El motivo del encuentro fue informarle acerca de las actividades realizadas como comunidad, cuya finalidad es crear fraternidad y comunión entre quienes, algún día si Dios lo permite, formarán en un futuro el presbiterio de esta querida diócesis. Y debido a que una parte importante de la comunión eclesial es la cercanía de los fieles con su propio pastor, sobre todo también de los futuros pastores con su obispo, se le hizo una invitación, al cardenal, para llevar a cabo un encuentro espiritual y fraternal con él dentro del mismo seminario mayor, durante los primeros días del mes de mayo. Invitación que aceptó con agrado.
El arzobispo mostró y externó estar muy contento con estas iniciativas de sus seminaristas por crear unión y fraternidad y alentó a seguir firmes en este camino. En una palabra, el encuentro se realizó en un ambiente cordial e impregnado de fraternidad. Al final, el arzobispo extendió sus saludos a todos sus seminaristas de Monterrey, saludos que quedaron grabados y que pronto subiremos a este nuestro blog.
Pues ya completamos dos fines de semana de estar visitando las parroquias para celebrar junto con los fieles el día del Seminario...
y a seguir adelante en el trabajo por las vocaciones por que el próx. 1 de marzo hay encuentro vocacional sacerdotal. Este trabajo nunca se acaba, ya que aunque se sea ya sacerdote la responsabilidad de promover la vocacion sacerdotal debe estar presente.
y animo por que ya solo nos queda un fin de semana de Día del Seminario y la colecta anual. Muchas gracias a todos los que no apoyan en las distintas actividades de esta Colecta anual.
“Maestro…¿dónde vives?” –“Venid y lo veréis” (Jn 1, 38-39)
Indudablemente este pasaje del evangelio de San Juan, ilumina de una manera eficaz, la realidad que representa para nosotros el discipulado. En algún momento de nuestra historia vocacional, alguien nos reveló la identidad del Señor Jesús, y nosotros al hacer nuestra, esta alegre noticia, fuimos en pos de Él siguiéndolo emocionados.Y he aquí que percatándose de nuestro seguimiento, el Señor se vuelve a nosotros y nos cuestiona sobre nuestras intenciones: “¿Qué buscáis?”, es entonces cuando los vivos deseos de hacernos sus discípulos se revelan en una pregunta: “Maestro… ¿dónde vives?”. Parecería que nosotros lo encontramos, sin embargo, es Él, quien con la fuerza de su presencia nos ha llamado y ejerce sobre nosotros una atracción que es difícil describir con palabras.
La pausa que sigue a nuestra pregunta, nos sirve de respiro para contemplar esta experiencia que cambiará para siempre nuestro caminar por este mundo. Y la tan ansiada respuesta llega a nuestros oídos de boca de Aquel que significa tanto para nosotros y que pronto se convertirá en nuestro Todo: “Venid y lo veréis.”
Entonces los discípulos, “fueron, pues, vieron donde vivía y se quedaron con él aquel día.”De igual manera nosotros, hemos venido, vimos dónde vivía y nos quedamos con él este día.Para nosotros, emprender este fascinante camino de seguimiento del Señor, ha representado dejar todo atrás y venir a conocer la Casa del Señor, que ahora se ha convertido en la nuestra, es una Casa que se convierte en el hogar de los discípulos más cercanos del Señor, cercanía que lejos de ser un mero privilegio, nos compromete más a vivir santamente y a entregar todo por la causa del Señor.
El Seminario es ese espacio-temporalidad, en el que en íntima compañía del Señor Jesús, los discípulos seminaristas nos vamos moldeando con fuertes experiencias comunitarias y personales de Dios, que nos capacitan para acoger y hacer nuestra una misión ardua que lanza sus efectos y fines a la eternidad, esta misión es la misma del Señor Jesús: la salvación de los hombres.
El Seminario es el Lugar donde habita el Señor; es un Lugar en donde se está de paso, ya que en la pedagogía evangélica es necesario que no nos acostumbremos a la instalación,porque nosotros como Jesús no debemos tener lugar para reclinar la cabeza, garantizando así la libertad para ir a donde Dios nos envíe.
El Seminario es ese Tiempo, ese día, que pasamos en compañía del Señor para aprender de su ejemplo, el amor incondicional a los hombres y tratamos con todas nuestras fuerzas de asemejarnos a él para ser en medio de su Pueblo Santo, diafanía (transparencia) de su presencia santificadora.
El Seminario es Lugar y es Tiempo privilegiado, para formar y fortalecer el corazón, para formar y fortalecer la mente, para formar y fortalecer el espíritu, en pos de una misión que nos es confiada, una misión que “nadie puede apropiarse, si no le es dada de lo alto.”
El Seminario es nuestra Casa, el Seminario es nuestro Hogar, el Seminario es nuestra “Alma Mater”. Es donde con mayor intensidad somos testigos de la Providencia de Dios en este camino formativo que juntos vamos recorriendo. Gracias a esta Providencia de Dios, presente a través de nuestros generosos bienhechores, no nos falta nada, ni en lo espiritual, ni en lo material. Esto nos compromete aún más para poner de nuestra parte el mayor esfuerzo en aprovechar y cooperar para que los recursos que Dios nuestro Padre pone a nuestra disposición no se desperdicien y cumplan así con su finalidad.
En este mes que celebramos el Día del Seminario, centremos nuestra atención en todo lo que recibimos de Dios, trabajemos sin descanso para que todo sea administrado santamente y elevemos una acción de gracias a Dios, por la providencia que nos muestra en este DÍA que hemos decidido pasar en el LUGAR donde habita el Señor Jesús, nuestro Maestro.
El pasado 11 de enero los alumnos de 1º de Filosofía celebraron 2 años de su imposición de sotana en la parroquia Santa Ana con el pbro. Alfonso Villarreal, su padrino de generación.
Sigamos orando por las vocaiones especialmente en este mes, en el que celebramos el día del Seminario.
Como sabemos este mes es bastante importante en la vida del seminario. No sólo por la Colecta Anual, sino también por el intenso trabajo apostólico que nos espera.
En la colocación de los posters en camiones y negocios, en la visita a los colegios, en la precolecta y en los dos fines de semana de colecta, estaremos haciendo uno de los más importantes apostolados de nuestro año: DAR TESTIMONIO DE NUESTRA VOCACIÓN.
El sentido último de todas estas actividades es levantar nuestra voz y decirle a todos los que componemos la Iglesia regiomontana que la vocación sacerdotal esta viva y que Dios sigue llamando a muchos jóvenes a entregar su vida en servicio de sus hermanos.
Que importante es dar hoy este mensaje, por que tal pareciera que dedicarnos a este proyecto de Dios es algo imposible.
Es oportunidad para que muchos jóvenes al escuchar nuestro testimonio se animen a responder positivamente a ese llamado que esta escondido en lo profundo de sus corazones y que sólo Dios y ellos saben que esta presente.
El día del semianario es también el día de los seminaristas... asi es que Felicidades hermanos !!!
Somos una comunidad de seminaristas que nos formamos en los distintos institutos del Seminario de Monterrey: Seminario Menor, Curso Introductorio a las Ciencias Eclesiásticas, Facultad de Filosofía "Sede de la Sabiduría" e Instituto de Teología. En el presente curso escolar 2009-20010 un total de 170 seminaristas formamos parte de esta comunidad.
